lunes, 12 de diciembre de 2011

Gladiator

Cómodo: Una vez me escribiste enumerando las cuatro grandes virtudes: sabiduría, justicia, fortaleza y templanza. Constaté que no tenía ninguna de ellas. Sin embargo, poseo otras virtudes. Ambición. Se convierte en virtud si nos conduce al éxito. Ingenio, valor; tal vez no en el campo de batalla. Pero hay muchas formas de valor. Devoción a mi familia y a ti. Ninguna de mis virtudes figuraba en tu lista. Incluso parecía que no me deseabas como hijo.


Marco Aurelio: Oh, Cómodo, vas demasiado lejos.


Cómodo: Escudriñé el rostro de los dioses, buscando el modo de complacerte. De llenarte de orgullo. Una palabra amable. Un fuerte abrazo. Tus brazos apretándome con fuerza contra tu pecho. Habría sido como tener el sol en mi corazón mil años. ¿Qué hay en mí que tanto odias? Lo único que siempre quise es estar a tu altura.


Marco Aurelio: Cómodo, tus defectos como hijo son mi fracaso como padre.




Cómodo: Arrasaría el mundo entero porque tú me amases.


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